lunes, 18 de agosto de 2008

Los Mares del Sur

Primero que todo debo, reconocer que este poema despertó en mí un enorme mezcla de sentimientos, por lo tanto cualquier nota, análisis o reflexión que pueda llegar a realizar, va estar marcado por una línea absolutamente subjetiva y sentimentalista.
Pavese narra el encuentro entre un hombre de pueblo, que vivía en Turín, y su primo, un trotamundo que actualmente estaba asentado en su pueblo natal. En el poema se cuenta principalmente la vida y los viajes de este primo, que tanto ha llamado mi atención.
Este viajero está caracterizado como un explorador. Un hombre libre en busca de aventuras, y con afán de libertad, que nunca iba a poder encontrar en el pequeño pueblo, en el que había nacido. Seguramente su destino estaba en la herrería, la carpintería, el trabajo de la tierra, o algún otro trabajo pueblerino. No conforme con esto, sale en búsqueda de otra cosa. En búsqueda de tierras lejanas, de pueblos desconocidas, de mares aún no descubiertos. Invadido por un deseo de conocer el mundo, deja su pueblo y emprende su viaje por mar. Viaje que iba a durar veinte largos años.
Durante este tiempo, en tierra firme, sus familiares, nunca pudieron perdonarle ese desprecio por lo que ellos le ofrecían. “¿Qué ingrato, acaso el pueblo no era lo suficientemente bueno para él?”. Jamás mostraron algún gesto de apoyo o de confianza. De hecho, muchos, lo daban por muerto. La idea de regreso de este primo descarrilado era impensada, inclusive para el más comprensivo y piadoso de todos.
Pero un día, al finalizar la guerra, volvió, y su regreso no fue un acontecimiento menor. Airoso, y triunfante, estaba otra vez en casa. Nunca había podido olvidar su pequeño pueblo. Siempre tuvo presente la idea de estar con su familia. Y ahí estaba. Pero los rumores no dejaba de acecharlo y por lo bajo los parientes comentaban “En un año, a lo sumo, lo despilfarra todo y vuelve a irse. Así mueren los desesperados”. A pesar de muchos, logró reinstalarse y hasta se casó.
Por último, me atrevo a decir que en su interior sigue guardado ese deseo desenfrenado de viajar por Mares del Sur. La razón de su regreso, no he podido comprenderla del todo, pero se que estoy en condiciones de afirmar que su corazón no pertenece a tierra firme.

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