lunes, 18 de agosto de 2008

Te invito a reflexionar

Ficha técnica

Título: RÍO ARRIBA
Dirección: Ulises de la Orden
País: Argentina
Año: 2005
Duración: 72 min.
Género: Documental
Guión: Miguel Pérez, Ulises de la Orden, Paz Encima, Germán Cantore
Web: www.rioarriba.com.ar
Productora: INCAA, Polo Sur Films, Universidad del Cine
Fotografía: Lucio Bonelli
Montaje: Germán Cantore
Música: Ricardo Vilca
Productor: Juan de la Orden, Manuela Willimburgh, Ulises de la Orden


Reseña

Al mejor estilo Gastón Pauls, Ulises de la Orden nos trae aquí documental basado en la historia de un pueblo Kolla que desde la instauración del Ingenio San Isidro, los aborígenes que allí vivían, se vieron obligados a vender su fuerza de trabajo para que les permitan vivir en esas tierras, que desde un principio les pertenecían. Ulises parte del recuerdo de su abuelo, primero peón, pero que luego de unos años llegó convertirse en el dueño de este ingenio azucarero.
El film se va narrando desde el presente, hacia el pasado. A medida que va descubriendo más sobre la vida de su abuelo, se va dando cuenta que de a poco esa imagen inconmensurable que tenía desde un principio se iba borrando poco a poco. Parte del presente estado del Ingenio, cuyo actual dueño le cuenta como las nuevas tecnologías fueron suplantando a los trabajadores. Rescata también el recuerdo de un grupo de ancianos de la zona, que le cuentan un poco sobre como era el trabajo que realizaban los aborígenes y como estos se manejaban.
En su búsqueda por reconstruir la historia, se dirige a Iruya, ciudad que albergaba a esta comunidad Kolla. En el camino se encuentra a un hombre llamado Bernabé que lo va a guiar en el pueblo. Una vez allí descubre que la realidad fue y es peor de lo que le habían contado. El tío de Bernabé, se presta al diálogo y muy amablemente hace algunas menciones sobre su antiguo trabajo en el Ingenio San Isidro. “Al lado del río (donde cortaban las cañas) la gente muchas veces…la gente desaparecía.” Por si esto fuera poco, “En la fábrica moría más gente, sin reclamo”. “No sé si es verdad, pero se decía que el Patrón Costas mandaba a matar gente.” Allí en Iruya, Ulises descubre las causas de por qué los Kolla se volvieron mano de obra esclava (y que todavía no han dejado de serlo). Al no tener el título de sus tierras (tierras que les pertenecen, sin necesidad de título alguno que lo especifique), el terrateniente les cobraba arrienda por vivir y cultivar allí. Para pagar ese capricho, debían ir a las zafras, abandonando las “terrazas”, su principal técnica de cultivo, que pasaron a ser sólo un atractivo turístico. Por otro lado, también los comerciantes los endeudaban, vendiéndoles productos a precios impagables. Para salvar esa deuda, debían trabaja r en el Ingenio. Hoy todavía no logran conseguir el título de sus tierras que el permitan autoabastecerse y siguen aún sumisos a la explotación terrateniente.
Es muy difícil hacer un análisis sobre la película en su totalidad. Debo reconocer que, si bien la trama te atrapaba, el ritmo no lograba adecuarse a las necesidades del film, y por momentos el nivel de atención decaía notablemente. Un tanto pausado, lento un tono voz bajo y constante.
Pero ya en el plano de análisis de la problemática, es muy positivo que el INCAA promueva y solvente este tipo de proyectos que invitan a la reflexión. Que logra ofrecernos un espacio para pensar frente al avasallamiento de la lógica comercial sobre la industria cultural, que grandes estragos está haciendo.
Una vez que el film termina, las sensaciones que quedan son varias. Por un lado nostalgia y tristeza por la situación que se está viviendo ya la injusticia que sufren estas personas, y por el otro, impotencia, bronca por saber que esa realidad existe y que uno no hace lo suficiente para cambiarla. El tema está entonces cómo canalizar ese bagaje de sentimientos. Es importante fomentar este tipo de espacios donde la reflexión se hace presente, y saber que esta otra realidad existe, por más que no la veamos cara a cara, y que por si sola no se va a resolver, por lo que no podemos quedarnos de brazos cruzados.

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